Jaime Navarro: «El trabajo de rescate en Turquía ha sido una montaña de emociones»

Bombero de Ronda Jaime Navarro

Ya han vuelto de su misión en Turquía los bomberos malagueños que viajaron para prestar su ayuda tras el terremoto aunque las últimas noticias que llegan desde allí es que ha habido otro temblor de una magnitud de 6,8 en la escala de Richter.

Este es el caso de Jaime Navarro, bombero de la base de Ronda que ha participado en estas labores de rescate. El viernes casi recién llegado de Turquía  nos relataba su experiencia donde afirmaba que le había resultado un poco contradictoria  porque por un lado había sido muy gratificante el ayudar, aunque también muy duro el ver tanto sufrimiento.

Finalmente nos contaba cómo en una de las últimas intervenciones, logró marcar con los perros dos sitios donde se encontraron a dos supervivientes entre los escombros de la ciudad de Kirikhan, cercana a la frontera con Siria.

-¿Jaime cuéntanos un poco como ha sido tu experiencia y con qué equipo te has desplazado a Turquía?

He viajado con el equipo de bomberos  Girecan Urban Search and Rescue, que es un equipo  de intervención rápida especializado en rescate que tiene base en Madrid y somos bomberos de toda España.  De este modo marchamos para Turquía, con autorización de la Embajada el martes y llegamos allí el miércoles al mediodía.  Fuimos hasta Estambul y de ahí en un vuelo interno hasta  al aeropuerto más cercano a la zona cero.  Allí nos registramos en el RDC que es el puesto internacional que sirve para controlar los equipos y donde te asignan una zona de trabajo, a nosotros nos tocó una que estaba a unas 3 horas de coche, en principio que después fueron 6 por el estado de las carreteras.

-¿Cuántos formabais el grupo y dónde os mandaron?

Éramos 15 bomberos, junto con dos sanitarios y dos guías caninos,  y casi 2 toneladas de material . Empezamos a trabajar el mismo miércoles a las 2:00 h de la mañana, cuando llegamos al primer punto de control, que es la primera zona de trabajo.  Nos mandaron a una ciudad que se llama Islahille, con 70.000 habitantes,  donde el 70% de los edificios estaban en el suelo, y el 30% que quedaba en pie era para demoler porque tenía daños estructurales graves. Entonces la llamaban, «la ciudad fantasma». Allí tuvimos la primera noche nuestro campamento y  a las 8 mañana nos fuimos a descansar después de todo el viaje de 48 horas a una residencia universitaria,  donde a las dos horas se dio una réplica de 4,8 que nos movió la cama,  y salimos corriendo para afuera y nos dijimos, ya que estamos despiertos  nos pusimos otra vez a trabajar.

-¿Qué os encontrasteis al empezar a trabajar?

Bueno hicimos todo lo que pudimos dentro de nuestras posibilidades.  Había edificios derruidos por todas partes.  Había 9 edificios de 9 u 8 plantas en el suelo. Te van diciendo por donde podrían estar las víctimas, por los comentarios de los familiares, amigos, vecinos. Mira aquí debe haber 15 personas aquí, veinte aquí,  30 y tú te decías ¡Dios mío! se te se te venía el mundo encima, la verdad,  ha sido muy duro el ver tanto sufrimiento.

-¿Cómo habéis sobrellevado tanta tragedia?

Han sido muchas las emociones y tanta la información que al final te pones un poco en manera robot porque, sino  no lo puedes aguantar, te derrumbas en el minuto uno. Lo bueno de todo es que el último día, nuestros perros marcaron un sitio que parecía un poco dudoso, pero me dije, Jaime, aquí hay algo por los gestos que han hecho los perros, han rascado un poco y han levantado el rabo. Entonces le dije a los equipos turcos, tenéis que cavar aquí y aquí y les decía, no sé si hay o  no hay, pero parece que hay algún indicio. Allí Estuvimos  más de 5 horas con ellos, pero después nos reclamaron los perros en otro lugar y nos fuimos. Y ya cuando estábamos a punto para embarcar a los dos días ya casi en el avión, porque los turcos habían intentado localizarnos y lo consiguieron a través de nuestros intérpretes, que les debemos la vida, porque sin ellos no habríamos salido ni del aeropuerto  y nos dijeron chavales,  los dos sitios que marcasteis en Kirikhan, en cada uno han sacado a una persona con vida, una de 60 y otra de 40, y eso ha sido lo más gratificante que nos podía pasar, porque esto es un trabajo de equipo. En definitiva ha sido una experiencia  muy  especial, brutal en todos los sentidos, tanto en lado negativo por lo que hemos vivido de la catástrofe y todo lo mal que lo están pasando y lo que les queda. Y por otro muy positivo porque la sociedad turca se ha portado fenomenal con todos nosotros, como nos han acogido, como nos han tratado en los sitios que hemos estado, la verdad que es una experiencia inolvidable.