La tradición ha vuelto a florecer en cada rincón de la ciudad del Tajo. Este domingo, Ronda se ha volcado con una de sus festividades más emblemáticas: la celebración del Corpus Christi, un evento cargado de fe, arte y devoción que, una vez más, ha reunido a vecinos y visitantes en torno a la belleza de lo efímero.
El momento más emotivo ha sido el paso solemne de la procesión sobre la alfombra de flores de tiza, una obra colectiva realizada con esmero por artistas y voluntarios locales. Colores, formas y símbolos religiosos han llenado las calles, ofreciendo un espectáculo visual que se deshacía lentamente bajo los pies del Santísimo, en una ofrenda tan pasajera como eterna.
Uno de los instantes más esperados ha tenido lugar frente al balcón de la Alameda, donde se ha llevado a cabo la tradicional bendición, recibida con emoción por los asistentes.
Desde el Ayuntamiento hasta hermandades, colectivos vecinales y ciudadanos anónimos, Ronda se ha unido con orgullo para mantener viva esta tradición que año tras año refuerza la identidad y el sentimiento colectivo de la ciudad.