Texto/ Juan Luis Muñoz
Cada aficionado a la observación de aves tiene un sitio cercano a casa
al que va con los prismáticos con frecuencia, casi a diario, y del que
conoce pues muy bien su avifauna (“the local patch”, en inglés). El mío es
el Tajo y el parque Alameda, en Ronda. Siguiendo la definición que
aparece en el Decreto andaluz de 2019 por el que se declaró como
Monumento Natural, El Tajo de Ronda es una formación geológica de
notoria singularidad y belleza paisajística, escenario pintoresco de carácter
cultural e histórico. La garganta, de 500 m. de longitud y 100 m. de
profundidad se abre en el Tajo, gigantesco acantilado, formando la Caldera
u Hoya. Por otra parte, el Parque rondeño “Alameda del Tajo” es una
paseo arbolado y jardín botánico con 2 siglos de antigüedad. Ambos
espacios se encuentran dentro de la ciudad de Ronda, para deleite de
locales y visitantes.

En cuanto a avifauna son una joya, el Tajo para especies rupícolas y el
Parque, para forestales. Veamos las más representativas, y que tengo la
suerte de ver y oír casi a diario, dependiendo de la estación. Hace 20 años
escribí un artículo en la desaparecida revista “La Serranía”, con el título
“Los habitantes del Tajo”, y además desde el grupo local SEO-Serranía de
Ronda desarrollamos una campaña de protección de las aves del Tajo, que
culminó con la colocación de un panel informativo, con fotos de las 15
especies reproductoras.

Son éstas:
- Cernícalo primilla, pequeña rapaz estival y colonial.
- Cernícalo vulgar, otro pequeño halcón, en este caso, sedentario.
- Halcón peregrino, una pareja, que se alimenta de las palomas urbanas.
- Búho real, que adorna las noches invernales con su mágico canto.
- Vencejo real, vencejo grande, de vientre blanco, colonial.
- Vencejo pálido, especie mediterránea con una buena población en Ronda.
- Avión roquero, insectívoro que hace el nido de barro en las cárcavas.
- Paloma bravía, algunas parejas aquerenciadas al tajo.
- Chova piquirroja, la conocida como “Graja del Tajo”, el ave más
representativa de este Monumento Natural, con un gran dormidero. - Cuervo, algunos años cría una o dos parejas.
- Collalba negra, escasa, propia de riscos y canchas tranquilas.
- Roquero solitario, como un mirlo azul, cuyo canto se disfruta desde lejos.
- Estornino negro, algunas parejas crían en los boquetes y monumentos.
- Gorrión chillón, varias parejas crían, y grupos vienen a dormir.
- Escribano montesino, pájaro discreto que suele detectarse por su reclamo.
Otras aves pueden verse desde el Tajo, por supuesto, sobre todo
durante las migraciones e invernada, como las cigüeñas y las rapaces. Es
un mirador maravilloso al que asomarse cada día, tanto por las aves como
por los paisajes, hacia el oeste, hacia la Hoya, la Virgen de la Cabeza y la
Sierra de Líbar.
En lo que se refiere al Parque Alameda, destaco una buena población
de fringílidos: Jilguero, Verderón, Verdecillo, Pinzón vulgar y Piquituerto;
y en invierno, Lúgano y Picogordo. También crían insectívoros, como
Agateador, Carbonero y Herrerillo comunes, Curruca cabecinegra,
Papamoscas gris y Reyezuelo listado. Y mi favorito del Parque, el Cárabo,
cuyo ulular llena de magia las noches y los amaneceres desde la arboleda.
Por último, en 27 años visitándolo casi a diario he visto de todo, como un
águila calzada cazando dentro durante el tiempo que estuvo cerrado por la
pandemia, o algunas sorpresas, como Reyezuelo sencillo o Mirlo
capiblanco.
Cada vez se ven más “birdwatchers” asomados a los balcones y en el
puente, prismáticos en ristre, escrutando el paredón, o siguiendo el vuelo
de chovas y vencejos… Aunque pasa desapercibido, muchos visitantes
vienen a Ronda por las aves, razón por la cual conviene promocionar el
turismo ornitológico en este destino urbano, y proteger siempre la
biodiversidad de este espacio natural. Para mí es una suerte vivir en
Ronda, y tener cerca el Tajo; me gusta pasear temprano, antes de que los
turistas inunden las calles; nunca decepciona, siempre se ve algo
interesante, o se escucha un canto o un reclamo nuevo, a veces
desconocido. Todo el recorrido por la cornisa, desde la Ciudad, pasando
por el Puente Nuevo, hasta la Alameda y el Paseo de los Ingleses, resulta
cómodo y de interés ornitológico.