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martes, noviembre 18, 2025
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Destinos con “pinceladas” astronómicas (II): de Madrid al cielo

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Continuamos con la serie de artículos relacionados con lugares donde pueden encontrarse monumentos, construcciones, objetos, obras y curiosidades relacionadas directa o indirectamente con la astronomía.

En esta ocasión le toca el turno a Madrid, una de las capitales más altas de la Unión Europea, con su famosa y castiza expresión (completa): «De Madrid al cielo, y allí un agujerito para verlo». La frase se hizo popular a finales del siglo XVIII a raíz de las reformas que Carlos III hizo en la ciudad y que la embellecieron. Existe otra teoría que atribuye la frase al reconocido entremesista del Siglo de Oro español, Luis Quiñones de Benavente quien la menciona en su entremés «Baile del invierno y el verano» publicado en 1567.

Real Observatorio de Madrid.

El Real Observatorio de Madrid (ROM) se encuentra en pleno centro de la capital y para llegar a este singular lugar, partiendo de la Glorieta de Carlos V (Atocha), podemos elegir entre varios caminos siendo el más atractivo y romántico el de la calle Claudio Moyano, popularmente conocida como la Cuesta de Moyano, que comunica el Paseo del Prado con el Parque del Retiro. Esta calle es conocida por las casetas permanentes instaladas junto a la verja del Jardín Botánico y donde se venden libros antiguos y de ocasión. Desde 2007 está peatonalizada y al final de la singular cuesta nos encontraremos con el artístico edificio del Real Observatorio, ubicado en la calle Alfonso XII, siendo sin duda uno de los museos “escondidos” de Madrid.

El Real Observatorio de Madrid fue fundado por iniciativa de Carlos III a sugerencia de Jorge Juan. El edificio principal, diseñado por Juan de Villanueva, comienza a construirse en 1790 en una pequeña colina situada junto al actual Parque del Retiro, y a la vez, se encarga al astrónomo W. Herschel , descubridor del planeta Urano, la construcción de un telescopio reflector de 60 cm de diámetro y una longitud focal de unos 7,5 m. Este telescopio, que llegó a Madrid en 1802, fue uno de los más potentes de la época, pero apenas pudo ser utilizado para la observación astronómica pues fue destruido por las tropas napoleónicas que, en 1808, se instalaron en el emplazamiento del Observatorio, un cerro de claro interés estratégico durante la ocupación de Madrid.

Las actividades en el Observatorio se reanudan en 1845, y la construcción del edificio se completa al año siguiente. A mediados del siglo XIX se inician trabajos astronómicos, geodésicos e incluso meteorológicos (considerados entonces como un complemento de los estudios astronómicos). Tras una primera etapa en la que el Observatorio dependió directamente del rey a través de un comisario regio y, posteriormente, del rector de la Universidad Central, en marzo de 1904 el Observatorio fue agregado al ahora llamado Instituto Geográfico Nacional (IGN). Tras la reducción de personal y medios, consecuencia de la Guerra Civil, el Observatorio conoce una nueva etapa de modernización y expansión en la década de los 70 del siglo pasado. Es entonces cuando se crean el Centro Astronómico de Yebes (CAY) que dispone de dos grandes radiotelescopios (40 y 14 metros de diámetro respectivamente), en la provincia de Guadalajara, y la Estación de Observación de Calar Alto (EOCA), en Almería, en la que se instala un telescopio óptico de 1,52 m de apertura.

El edificio principal alberga una colección de valiosos instrumentos antiguos y la mayor parte de la biblioteca del Observatorio con numerosos libros antiguos. Entre los instrumentos destacan un círculo meridiano, una colección de relojes de precisión y un espejo de bronce pulido por W. Herschel. Además, un péndulo de Foucault en la rotonda central ilustra la rotación diaria de la Tierra y hay un pabellón donde está instalada una réplica del gigantesco telescopio de Herschel. Para conocer más de cerca su historia, sus instalaciones y todos sus instrumentales, el Observatorio organiza visitas guiadas de una hora de duración, aunque es necesario reservar previamente la cita.

Planetario de Madrid.

Para finalizar destacar otro lugar de interés astronómico: el Planetario de Madrid ubicado en el Parque de Enrique Tierno Galván e inaugurado en 1986. El complejo cuenta, además del planetario propiamente dicho, con diversas salas: proyecciones, exposiciones y la llamada sala de los astrónomos. El edificio del Planetario completa sus instalaciones con la “Torre del Observatorio” que tiene 28 m de altura, donde se sitúa una cúpula de 3 m de diámetro. En su interior se encuentra un telescopio refractor de 150 mm de abertura y una distancia focal de 2,25 m. Sin duda, Madrid no es el sitio más idóneo para la observación astronómica debido a la elevada contaminación lumínica que tiene, pero desde el observatorio se realizan observaciones de una cierta calidad. Y como curiosidad la estación de metro Arganzuela-Planetario de la línea que está decorada con elementos planetarios del Sistema Solar. Aunque actualmente permanece cerrada por las obras de automatización de la línea 6, hasta el 31 de diciembre de este año. Sin duda está es la estación más astronómica de Madrid.

Estación de metro Arganzuela-Planetario (línea 6).