Ronda, paloma que en la altura canta,
pluma de luz sobre la roca quieta,
río que al viento su caudal sujeta
y a su caricia de cristal se encanta.
Puente que flota donde el aire manda,
donde la luna, con su blanca meta,
besa los muros que la noche aprieta
y deja huellas en la piedra blanda.
Altiva guardas la verdad del cielo,
nave de roca que en su calma inmensa
al infinito lanza su delirio.
Ronda, abismo, refugio de mi anhelo,
cuna de sueño donde el alma piensa
que hasta la sombra es canto y es alivio.