La lluvia impidió este año la salida procesional del Cristo Resucitado y Nuestra Señora de Loreto, de la Real Hermandad del Santo Entierro. A pesar del mal tiempo, el fervor se mantuvo intacto dentro del templo del Espíritu Santo, donde se realizó la estación de penitencia y se ofreció un emotivo acto con las puertas abiertas donde las bandas interpretaron varias marchas para los fieles que se agolpaban a la puerta de la parroquia con paraguas para ver a sus Titulares.
El Cristo Resucitado ha lucido este año un paño de pureza de más de tres siglos de antigüedad, confeccionado en seda cruda y bordado en oro, pieza única y de gran valor patrimonial cedida por nuestras Reverendas Madres Franciscanas. Por su parte, Nuestra Señora de Loreto vistió una saya confeccionada a partir de una antigua capa pluvial también de las Monjas Franciscanas, en seda cruda bordada a mano en vivos colores, conocida tradicionalmente como la «capa de barco».
En el paso, cuatro ángeles flanqueaban al Señor: dos alegres por la Resurrección, situados en la delantera, y dos ángeles llorosos en la trasera, acompañando a María Magdalena en la escena bíblica del «Noli me tangere» («no me toques»), cargada de simbolismo y belleza escultórica.
Aunque no se pudo recorrer el itinerario previsto por las calles de Ronda, el templo permaneció abierto hasta las dos de la tarde, permitiendo a los devotos contemplar de cerca los Titulares en un ambiente de recogimiento y devoción.
La jornada estuvo acompañada por la Agrupación Musical «Cristo del Perdón» de Guadix (Granada) para el Cristo Resucitado y la Banda de Música «Arunda» de Ronda para Nuestra Señora de Loreto.