miércoles, 11 diciembre 2024
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El Martín Rivero denuncia la violencia contra la mujer

Sin estridencias ni alharacas, tal como se espera cuando se aborda un asunto tan luctuoso como cierto. Un acto entrañable y en verdad reivindicativo fue el que se vivió en el IES Martín Rivero de Ronda durante el recreo del 25 de noviembre, fecha que trata de remover conciencias y conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer.

Esta efemérides, cuya razón de ser tantas veces se ve cuestionada desde posiciones tan ciegas como retrógradas, está consiguiendo en el Martín un protagonismo tan educativo como ético y emocional, que dice mucho, y más que mucho, de una comunidad que se educa en esos valores auténticos que nos hacen sentirnos mejores y que, sin duda, contribuyen a denunciar y paliar la lacra que suponen los miles de crímenes que se perpetran contra la mujer… Sólo por ser mujer. Tocaba reivindicar a coro, y el patio del instituto se convirtió en un mar de manos solidarias y prendas negras y mascarillas violetas en defensa de quienes padecen la violencia, el acoso, la persecución… Tan sólo por ser mujeres, ya digo. En fin, que entre el programa Forma Joven, el departamento de Orientación, Escuela Espacio de Paz y el Plan de Igualdad (pepitos grillos del insti), y el alumnado de las aulas de Educación Especial, PTVAL y los 1º y 2º de la ESO, consiguieron hacernos vibrar de emoción en torno a una actividad que unió la bandera de la denuncia con la alegría de saberse parte de un todo mágico que nos permitió participar de un momento que, pese a su humildad, contribuye a forjar una sociedad mejor: abrir los ojos a un problema que está ahí: en cualquier casa, en la penumbra de un parque, a la vuelta de la esquina, en el rellano de una escalera, en los centros educativos… Alumnado y profesorado se arrancaron por Rozalén y acabaron interpretando la canción «La puerta violeta». La voz profunda y tierna de la profesora Laura Benítez se dejó sentir en medio de la fría mañana, acompañada de la maestra Mercedes, especialista de audición y lenguaje, que iba «doblando» el texto, mientras profesoras y alumnado nos deleitaban con la más linda de las coreografías. Así sí. Cuando los centros educativos, como es el caso, se convierten en lugares donde ejercer la ciudadanía activa y agitar la más noble de las rebeldías, la Educación (con mayúscula) gana un protagonismo ante el cual únicamente cabe el aplauso… y la reflexión. Piano piano si va lontano, que diría el nuevo profe de italiano. Principio quiere la cosa. Y nunca es tarde para cerrar la puerta a la barbarie machista. No hay excusas y te la debía, mami. Porque mamis valientes y arrojadas, cabales e íntegras, luchadoras silenciosas (o no tanto) estuvieron presentes en el patio del Martín Rivero en cada una de las miradas sinceras de la chiquillería que ya sabe que no hay vuelta atrás, que las mujeres han alcanzado por méritos propios un lugar que sólo los bárbaros niegan o cuestionan con matices quisquillosos que ya no confunden. ¿Datos? Los daré con letras, pues el número es frío en demasía: mil ciento dieciocho mujeres asesinadas desde enero de 2003. Bien por el Martín Rivero, pues.

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