martes, 10 diciembre 2024
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La delincuencia estacional y su prevención

Por Diego Gaspar. Criminólogo

Con la llegada del verano, la ciudad de Ronda se llena de turistas, tiendas abiertas más tiempo, los servicios de hostelería repletos de gente y transeúntes paseando por las calles de la ciudad soñada. Estas condiciones generan un caldo de cultivo idóneo para la comisión de cierto tipo de delitos. Un ejemplo claro para identificar alguna tipología delictiva en nuestra ciudad, son los carteristas. En el año 2019, la policía local detectó a más de 70 carteristas camuflados entre los grupos de turistas que vinieron en ese mes de junio.

Por un lado, el perfil de los atracadores suele ser, más mujeres que hombres, de mediana edad, extranjeros (rumanos, bosnios o búlgaros, generalmente) y se acoplan a grupos de turistas que visitan los monumentos.

Por otro lado, el perfil de las víctimas suelen ser grupo de turistas de nacionalidad japonesa o coreana. Según un guía turístico de la ciudad, “en muchas ocasiones el asaltante se sube al mismo autobús que sus víctimas”. Esto hace que sea muy complicado para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado la detención de estos individuos.

En criminología, es muy conocido el triángulo del delito. Sirve para analizar los problemas recurrentes del delito. Como sabemos, un triángulo tiene tres lados. Uno de ellos sería la acción del delincuente, el segundo que el objetivo o la víctima sean los adecuados y el último, que se ejecute en un lugar y en un tiempo determinados. Volviendo al caso en el que estamos, los victimarios que se unen al grupo de víctimas tienen la motivación suficiente para realizar este tipo de acciones. Los objetivos son los propicios, porque son parte de su grupo, hay cierta confianza hacia ese grupo de personas. Con estos dos lados cubiertos, solo quedará buscar un lugar apropiado para el robo de teléfonos, dinero, joyas o pertenencias de valor de los turistas.

Si superponemos un segundo triángulo al primero que hemos puesto, y una de las caras la llamamos guardián/protector, a otra controlador y a la última administrador, puede ocurrir lo siguiente:

– El delincuente se vea vigilado por los controladores, que pueden ser desde miembros de las Fuerzas y Cuerpo de Seguridad, hasta personas de a pie que estén transitando esa zona.

– Las víctimas estén protegidas por el guardián/protector, estas también pueden ser personas que circulan libremente por la calle o los lugares a visitar.

– Los lugares, normalmente es el administrados o gerente quien los protege y tiene elementos de protección para ello.

Un carterista, usualmente, no va a cometer un acto delictivo a menos que esté muy seguro de que le va a salir bien. Sopesa mucho los pros y contras de sus decisiones. Por tanto, es una obligación de todo ciudadano de a pie denunciar estos hechos ante la policía o alertar a los administradores o gerentes en el caso de los locales, para que este tipo de tipologías delictivas se reduzcan a su mínima expresión en los próximos años.

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