jueves, 25 abril 2024
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Ronda y Fray Diego José de Cádiz

Existieron varios y poderosos vínculos entre fray Diego José de Cádiz(1743-1801) y la ciudad de Ronda.

Nacido en la vecina localidad de Ubrique (Cádiz), José Francisco, que así se llamaba, llegó a Ronda a estudiar Filosofía con los dominicos. Una experiencia nada grata, ya que la materia le resultaba bastante ardua.

Después de tomar el hábito capuchino en Sevilla, pasó por diferentes conventos franciscanos en Cabra, Jerez o Écija. Esto constituirá el punto de partida de más de tres décadas de evangelización por nuestra geografía. A lo largo de ese tiempo en que recorrió a pie Andalucía, su fama aumentó de manera vertiginosa y fueron muchas personas las que se congregaban para oírlo allá donde iba.

En uno de esos recorridos llegó a Ronda, concretamente en el año 1773, donde predicó en la novena de la Virgen de la Paz. Fue a partir de ese momento cuando no faltaría ningún año a tal cita, puesto que su devoción por la Patrona de Ronda se convertiría en uno de los ejes de su vida religiosa.

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En una España sombría y tenebrosa, donde la Inquisición imponía sus preceptos en todos los ámbitos de la vida, este apóstol de Andalucía propagaba la fe cristiana desde el pueblo llano hasta los personajes más influyentes del momento, adaptando las palabras de sus jugosas pláticas e impregnándolas de sinceridad y dulzura.

De la misma forma, organizaba procesiones, rosarios o rogativas exhortando al pueblo a la penitencia y animándolo a conseguir la intercesión divina en los asuntos cotidianos.

Desde 1773, su lugar habitual de residencia lo fijó en Ronda, en unas dependencias que le cedió la familia Avilés Casco. En 1782 fue nombrado capellán de la Maestranza de Ronda, aunque su labor misionera y su continuo peregrinar no cesó.

En 1795, tras haber recorrido una buena parte del país, volvió a Ronda enfermo de una grave afección pulmonar de la que ya nunca se recuperaría. Esto, y la prohibición de salir de la ciudad por temor a posibles contagios debido a la peste amarilla, hizo que muriera en nuestra ciudad en marzo de 1801.

Sus restos reposan en la basílica de la Virgen de la Paz y, por su gran fervor a esta imagen, sus reliquias siempre se encuentran bajo la protección mariana.

Para su funeral se organizó una función de solemnidad en la iglesia de Santa María de Ronda, como eje central de los templos más emblemáticos y principales de España, que a la misma hora repicaron las campanas en su honor.

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