sábado, 20 abril 2024
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Un cometa de hace 50.000 años

Hace 50 milenio, nuestro planeta Tierra no era sustancialmente muy distinto a como lo observamos en la actualidad, geológicamente hablando, claro está. Aunque, sobre su superficie vivía un homínido erguido homo sapiens que ya comenzaba a comunicarse con sus congéneres mediante palabras (aunque fuese un pobre vocabulario), e incluso, tal vez, algunos adelantados y artistas paleolíticos ya dejaban, en las resguardadas cavernas, huellas de su sabiduría mediante signos y dibujos. ¿Quién sabe si alguno de ellos, representando algún fenómeno celeste observado con asombro y temor, en los transparentes cielos de aquella época, por nuestros ancestros de hace decenas de milenios?
Lo cierto es que ahora nos visita un testigo mudo de aquel tiempo, y no sabemos nada de cómo fue aquel paso anterior por las «proximidades» de nuestro Planeta: lo cierto es que así debió ser, según los cálculos. Y ese testigo mudo no es otro que el cometa C/2022 E3 (ZTF) que, después de haber hibernado en los confines de nuestro Sistema Solar durante 50 milenios, se acerca de nuevo al Sol, dejándose ver tímidamente por los humanos terrícolas de este tiempo, y alejarse de nuevo por, no sabemos cuántos miles de años más, o tal vez para siempre, dependiendo del juego y las carambolas gravitatorias a que se vea sometido. Así como también cabría preguntarse si, en su próximo viaje, encontrará algún ser en la Tierra o algún otro planeta de nuestro Sistema Solar con una conciencia suficiente para dar testimonio de su presencia.

SE DESCUBRE, Y SE BAUTIZA

El cometa C/2022 E3 (ZTF) fue descubierto exactamente el día 2 de marzo del año pasado (2022), por los astrónomos Bryce Bolin y Frank Masci, dentro del proyecto Zwicky Transient Facility (búsqueda sistemática en el hemisferio norte de fenómenos astronómicos transitorios de una duración corta, de segundos a años, en relación con la escala astronómica, que se mide en múltiplos de millones de años), Este proyecto dispone de 16 cámaras CCD de 6.144 x 6.160 pixeles, adosadas al telescopio Samuel Oschin de 48 pulgadas, perteneciente al Observatorio Palomar, en San Diego (California, Estados Unidos).

En el momento de su observación inicial, el cometa tenía una magnitud aparente de 17,3, y se encontraba a una distancia de nuestro planeta de 4,3 Unidades Astronómicas (1 Unidad Astronómica = distancia Tierra-Sol = 150 millones de kilómetros), siendo identificado en principio como un asteroide, pero revelando poco después su naturaleza cometaria, al mostrar una pequeña coma muy condensada.

La nomenclatura de este cometa (C/2022 E3 (ZTF)) significa los siguiente: C (órbita no periódica), 2022 (año de su descubrimiento), E (quinta quincena del año <primera de marzo>), 3 (tercer objeto descubierto en esa quincena), y ZTF (proyecto Zwicky Transient Facility

SU NATURALEZA Y COMPORTAMIENTO

Se trata, pues de un cometa de período largo (variable), que se acerca ahora a nosotros, procedente de los confines de Sistema solar: tiene un tamaño de aproximadamente un kilómetro de diámetro, cabellera verdosa, con una cola de polvo amarillento y otra de iones, con una magnitud que fue aumentando desde su descubrimiento, pasando por el valor 10 a inicios de noviembre; mientras que para el 19 de diciembre presentaba claramente al telescopio su cabellera verdosa (como hemos indicado antes), una cola de polvo ancha y corta, y otra cola de iones muy tenue pero larga (unos 2,5 grados).

En su trayectoria de acercamiento al Sol, alcanza su distancia mínima al Astro Rey el día 12 de enero (1,11Unidades Astronómicas: unos 160 millones de kilómetros). Mientras, su máximo acercamiento a la Tierra está previsto para el día 1 de febrero, en que lo tendremos a «tan sólo» 0,28 Unidades Astronómicas (unos 42 millones de kilómetros).

Luego, tal vez se aleje indefinidamente del Sistema Solar o, si vuelve, dentro de varias decenas de miles de años… a saber qué se encontrará por estos lares.

TRATEMOS DE OBSERVARLO
Pero, si lo queremos observar, en esta ocasión única, tengamos en cuenta lo siguiente:

Se moverá los próximos días desde la constelación conocida con el nombre de Corona Borealis, e irá ascendiendo hacia la Estrella Polar, circulando en los días finales de enero y primeros de febrero, entre las dos osas (Osa Mayor y Osa Menor.

Como quiera que la constelación de la Corona Borealis sale por el horizonte noroeste alrededor de las 03 de la madrugada (en nuestras latitudes y en esta época del año), habrá que tratar de observarla (con prismáticos) de madrugada. Si bien, a medida que pasan los días y se acerque a la Estrella Polar, será posible verla a cualquier hora de la noche, y desde cualquier punto de nuestro Hemisferio Norte.

Esperemos, también que, para entonces (primeros días de febrero), también su magnitud haya alcanzado unos valores que hagan posible su observación a simple vista (valor 6, aproximadamente).

Suerte, y a ver si conseguimos verlo y fotografiarlo.

Y, si no, aquí os dejo un enlace, donde lo retransmitirán en directo (a partir de las 05 horas del 13/01/2023, y en diferido:

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