Las viñas de Ronda (Málaga) se han convertido en el escenario de un proyecto europeo que busca reducir el impacto ambiental con la innovación y la tecnología como protagonistas. El proyecto WineGRover, que se enmarca dentro del Life Programme de la Unión Europea y en el que colabora Smart City Cluster, ha desarrollado un sistema para poner en marcha la llamada agricultura de precisión en dos viñedos de España e Italia: Bodegas Conrad (Ronda, Málaga) y Cantina Falesco (Montecchio, Italia).
Precisamente en los viñedos de Bodegas Conrad se ha llevado a cabo una demostración práctica sobre cómo funciona el desarrollo tecnológico que despliega WineGRover. Los sensores repartidos por las viñas y el dron que sobrevuela todo el terreno envían información precisa del estado del cultivo, estos datos se procesan en una plataforma de gestión de IoT (Internet of Things) y el robot de exploración (comúnmente llamado rover) le proporciona a la uva únicamente lo que va necesitando en cada momento.
El citado proyecto, que está coordinado por el Departamento de Innovación en Biología, Agricultura y Bosques de la Universidad de Tuscia (Italia), cuenta con la participación del Consiglio per la ricerca in agricoltura e l’analisi dell’economia agraria (CREA, en Italia), la Universidad de LUISS (Italia), Smart City Cluster (España) y las empresas Setel (Italia), Wellness (España) e INOVA+ (Portugal). Entre sus resultados se pretende la reducción del uso de plaguicidas hasta un 85%, el de fungicidas hasta un 30% y el consumo de agua hasta un 90%, además de que contribuya a los objetivos climáticos europeos con un decrecimiento del 25% en el CO2 que genera cada tonelada de uva cosechada. Todo ello, con un ahorro en los costes de producción que puede oscilar entre el 20 y el 30% en total.
El enólogo que supervisa el proyecto en Bodegas Conrad, Rodrigo Nieme, ha reconocido las bondades de proyectos como WineGrover, que persiguen la eficiencia en el uso de los recursos naturales, y ha constatado cómo la falta de agua y el cambio climático están afectando directamente a los cultivos: “Desde 2006 venimos observando cómo la vendimia se ha ido adelantando progresivamente. Mientras que hace dos décadas la recogida de la uva se llevaba a cabo a comienzos del mes de setiembre, en la actualidad ya la hacemos a inicios de agosto debido a las mayores temperaturas y la sequía que soportan las vides”. Por eso, ha reconocido la trascendencia de la “eficiencia en el uso hídrico ante la escasez de agua para lograr una uva de alta calidad como la que estamos consiguiendo en Ronda”.
Por su parte, Pasquale Cirigliano, representante de CREA, ha resaltado la sostenibilidad y, en concreto, el consumo de agua, como la “palabra clave” para la supervivencia del cultivo de la vid. Así, ha detallado que “la viticultura en los extremos meridionales de los países mediterráneos, incluida Andalucía, corre el riesgo de desaparecer o de convertirse en otra cosa debido a los efectos del cambio climático, por lo que es necesario un esfuerzo de todos para comprenderlo y adoptar un sistema de producción más sostenible”.
En este sentido, la directora de proyectos de Smart City Cluster, Clara Plata, ha destacado la “importancia de la colaboración internacional entre Italia, Portugal y España, bajo el paraguas de la Unión Europea, para conseguir los objetivos del proyecto”. Y ha cuantificado que se espera que “el mercado mundial de la agricultura de precisión crezca en torno a un 13% cada año hasta alcanzar los 9.500 millones de euros en 2025”. “La agricultura de precisión se ha convertido en un poderoso aliado en la obtención de productos de alto valor ecológico añadido con un menor impacto en el medioambiente y la salud de las personas”, ha concluido.