sábado, 20 abril 2024
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Tambores de guerra que horrorizan 

Siembran el horror por doquier a los ataques de la Rusia de Putin a Ucrania, y no puede dejar de haberlo también en el territorio español, por muy lejos que estemos del terrible conflicto bélico. Las imágenes que nos llegan desde el país invadido no pueden por menos que horrorizarnos por mucho que la distancia  que la sangrienta guerra tenga lugar, como digo en un territorio lejos de nuestras fronteras.

Las maléficas escenas que se viven  pese a su lejanía, pero que nos llegan por los diversos medios informativos no pueden por menos que estremecernos, cuando no abatirnos por el horror que, como digo, sacude nuestro ánimo.     

 Algo que se acrecienta cuando sabemos que el bombardeo de una Rusia desenfrenada lo hace ya a muy pocos kilómetros de la frontera polaca sin el menor miramiento, pese al clamor de medio mundo que vive con creciente pánico su escalada ante el temor de que el conflicto alcance cotas inimaginables. Algo que podría acarrear la la desventura de generalizarse por doquiera, allende las fronteras en las que  que hasta ahora tiene lugar, dando pie a una tercera conflagración mundial que no parece que frene las ansias temerarias del execrable gerifalte ruso.    

Por lo que vemos, el irascible Putin no parece que vaya a poner fin a la escalada rusa en Ucrania, ni aun ahora que las tropas rusas avanzan hasta las inmediaciones de Polonia. No parece que el adalid ruso tenga en el caletre la idea de poner punto y final al conflicto que conmueve a medio mundo por las consecuencias desastrosas  que puede acarrear.    

El conflicto global gana terreno por días,  algo que autentifican los ucranianos-  ya superan los dos millones y medio-  que se han visto obligados a emigrar de su  país sometidos a un pánico latente. Por contra,  el  Putin no parece que tema a un posible  conflicto global que si causa pavor en buena parte de este mundo que de cerca o lejos sigue con horror los acontecimientos que cada día nos ofrecen los distintos  medios informativos. Los tambores de guerra, pese a su lejanía, no pueden por menos que infundirnos pavor y rabia contra  el sátrapa autor de tamaña iniquidad.

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