Los jardines del Hotel Boutique Palacio de la Duquesa acogieron una noche inolvidable con motivo del 80º aniversario de Óptica Baca, que congregó a numerosos clientes, amigos y colaboradores. La velada estuvo marcada por la emoción, los recuerdos y el reconocimiento a una historia que comenzó hace ocho décadas y que hoy sigue viva gracias al trabajo constante y a la dedicación de tres generaciones.
Uno de los momentos más especiales de la noche fueron unas sencillas palabras que destacaron algunos de los secretos que han llevado al éxito a esta empresa familiar, que emocionó a todos los presentes con su cercanía, humor y gratitud. Begoña, Macarena y Sonia Fernández-Baca, al frente hoy de Óptica Baca, protagonizaron esta celebración como representantes de un proyecto cercano que ha sabido evolucionar sin perder su esencia. Sus palabras recordaron que no solo se celebran 80 años de óptica, sino 80 años de una forma de mirar el mundo: “Esto no va solo de lentes, ni de progresivos… va de una forma de ver”.

Entre risas y aplausos se repasaron las décadas de transformación del sector, desde las gafas de “culo de vaso” hasta las monturas minimalistas de hoy, destacando el valor del equipo humano que da vida al proyecto: Manuel, el “MacGyver” de la óptica; María Ángeles, siempre presente en cursos, congresos o fiestas; el audioprotésico, que escucha con más cariño que cualquier asistente virtual; y Lidia, responsable de mantener viva y con estilo la imagen digital de la empresa. Tampoco faltó una mención especial a Manolo Díaz, por su legado humano y profesional.
La noche culminó con un desfile de gafas en el que los modelos fueron clientes y amigos de la casa, que se animaron a lucir monturas de marcas como Lacoste, Police o David Beckham con desparpajo y estilo. Fue un momento divertido y entrañable que cerró una celebración tan emotiva como alegre.
Óptica Baca mira ahora al futuro con la misma pasión que la ha traído hasta aquí. Ochenta años de historia, cercanía e innovación que siguen proyectándose con fuerza desde Ronda. Porque algunas ópticas no solo te hacen ver mejor, sino que también te enseñan a mirar con otros ojos.